LECCIÓN 40 — David y Goliat
¿A quién escogió Jehová para que fuera el siguiente rey de Israel?
Jehová escogió a David, el hijo menor de Jesé, alguien que nadie esperaba, porque Jehová miró su corazón y vio cualidades que los demás no veían.
Aunque Samuel pensó que alguno de los hermanos mayores era el elegido, Jehová le dejó claro que Él no se fija en la apariencia exterior, sino en lo que la persona es por dentro.
David era joven, humilde y obediente, y Jehová sabía que sería un rey que lo escucharía y confiaría en Él.
¿Cómo venció David a Goliat?
David usó una simple honda y una piedra, pero su verdadera fuerza venía de Jehová, no de su habilidad ni de armas humanas.
Mientras Goliat confiaba en su tamaño, armadura y experiencia, David confió completamente en Jehová y en que Él lo apoyaría.
Cuando lanzó la piedra, Jehová dirigió su golpe y permitió que la piedra diera directamente en la frente del gigante, dándole la victoria.
¿Qué nos enseña este relato acerca de Jehová?
Jehová ve cualidades que los humanos no ven. Mientras otros se fijaban en la apariencia, Jehová vio en David un corazón fiel. De igual manera hoy, Jehová ve nuestro interior, nuestras buenas intenciones y el esfuerzo que hacemos, incluso cuando otros no lo notan.
Jehová puede usar a quienes parecen pequeños o insignificantes. David era el menor y no era un soldado, pero Jehová lo escogió. Esto nos recuerda que, aunque no nos sintamos “capaces”, Jehová puede usarnos para cosas importantes.
Jehová es más poderoso que cualquier enemigo. Goliat parecía imposible de vencer, pero para Jehová no hay obstáculos demasiado grandes. Él puede derribar cualquier problema cuando actuamos con fe.
Jehová apoya a quienes confían plenamente en Él. David no vaciló porque sabía que Jehová estaba a su lado. Cuando mostramos esa misma confianza, Jehová nos da la fuerza para afrontar situaciones difíciles.
Jehová cumple sus decisiones aunque otros no estén de acuerdo. Nadie esperaba que David fuera rey, pero Jehová ya lo había decidido. Sus propósitos siempre se cumplen, sin importar lo que los seres humanos piensen.
Lecciones prácticas para nuestra vida
No debemos subestimar lo que Jehová puede hacer con nosotros. A veces podemos sentirnos pequeños o incapaces, pero con la ayuda de Jehová podemos enfrentar retos que parecen imposibles, igual que David.
Confiar en Jehová da más seguridad que cualquier arma, habilidad o recurso humano. David no necesitó armadura ni espada porque sabía que Jehová era su verdadera protección.
La apariencia no define nuestro valor ante Jehová. Lo importante no es cómo nos ven los demás, sino el tipo de corazón que mostramos.
Los desafíos grandes no deben intimidarnos si Jehová está de nuestro lado. Goliat representaba un miedo enorme para todos, pero David nos enseña a mirar los problemas con fe, no con miedo.
Cuando defendemos lo correcto, Jehová nos respalda. David no peleó para hacerse famoso, sino para defender el nombre de Jehová. Cuando actuamos con ese mismo espíritu, sabemos que no estamos solos.
LECCIÓN 41 — David y Saúl
¿Por qué Saúl quería matar a David?
Saúl comenzó a sentir envidia porque el pueblo admiraba más a David que a él, especialmente después de la victoria contra Goliat.
La envidia creció tanto que Saúl empezó a verlo como una amenaza a su propio reino, aunque David nunca quiso quitarle la posición.
Saúl se alejó de Jehová y dejó que la envidia, el orgullo y el miedo dominaran su corazón, llevándolo a actuar con odio contra David.
¿Por qué David no quiso matar a Saúl?
David respetaba profundamente que Saúl había sido ungido por Jehová, así que jamás quiso ponerle la mano encima aunque Saúl quisiera matarlo.
Confiaba en que Jehová resolvería la situación en el momento adecuado, sin que él tuviera que vengarse ni adelantar lo que Jehová decidiría hacer.
David entendía que la vida de Saúl estaba en manos de Jehová, no en las suyas, y por eso demostró autocontrol y fe.
¿Qué nos enseña este relato acerca de Jehová?
Jehová observa el corazón con atención. Saúl y David tuvieron comportamientos muy distintos: Saúl actuaba por celos, mientras que David mostraba respeto y autocontrol. Jehová reconoce y valora esas diferencias, y hoy también ve cuándo actuamos con motivos correctos incluso en situaciones difíciles.
Jehová bendice la conducta que promueve la paz. Aunque Saúl lo perseguía, David se negó a vengarse. Con el tiempo, Jehová confirmó que la manera pacífica de David era la correcta y lo bendijo por ello.
Jehová se encarga de hacer justicia. David no tuvo que cobrar venganza; Jehová sabía lo que Saúl estaba haciendo y se encargó de juzgarlo en el momento apropiado. Esto demuestra que Jehová siempre ve las injusticias y actúa en su debido tiempo.
Jehová apoya a quienes confían en Él en vez de actuar impulsivamente. David tenía muchas oportunidades de matar a Saúl, pero eligió esperar en Jehová. Esa confianza es la que Jehová recompensa y fortalece hoy también.
Jehová reconoce la humildad sincera. David pudo haberse sentido superior por ser el futuro rey, pero nunca actuó con arrogancia. Jehová aprecia esa humildad y la manera respetuosa en la que trató a Saúl, aun cuando Saúl no lo trató igual.
Lecciones prácticas para nuestra vida
La envidia puede destruir relaciones y llevarnos a decisiones injustas. Saúl dejó que los celos lo dominaran, y eso lo alejó de Jehová y lo volvió agresivo. Nosotros aprendemos a alegrarnos por los logros de otros para mantener nuestro corazón limpio.
Respetar a las autoridades, incluso cuando no son perfectas, demuestra madurez espiritual. David respetó a Saúl porque Jehová lo había puesto como rey, y esa actitud nos enseña a ser obedientes y respetuosos.
No es necesario vengarse cuando nos tratan mal. Igual que David, podemos dejar la justicia en manos de Jehová. Él sabe lo que pasa en nuestro corazón y actúa de manera justa.
La fe nos ayuda a actuar con calma incluso en situaciones tensas. David tuvo oportunidades para actuar impulsivamente, pero eligió confiar en Jehová, lo que lo evitó cometer errores graves.
Jehová puede darnos autocontrol cuando alguien nos provoca. David mantuvo la paz incluso cuando era provocado directamente. Nosotros también podemos pedirle a Jehová fuerza para responder con calma y respeto.